Apenas quedaban algunos vestigios en la antigua hacienda Santa Rosalia en el pueblo de Tiara.
Relatos orales en la memoria de sus descendientes donde cuentan con alegría como si lo hubieran vivido de hechos que ocurrieron el la oficina del café.
Ven caminar los peones y esclavos con café, bajando por el caminito de tierra. Escucha la algarada que hay entre ellos y los cantos pasando el río desde la noria donde trillan el café dejandolo secar en el enorme patio donde hoy solo existe el vestigio de una amarillenta pared de bahareque. Luego de almacenado es transportado en mulas o en el lomo de algún peón.
Cerca de ahí, caminan hacia el viejo trapiche donde lo queman y luego lo embolsa para transportarlo en un vagón de tren hacia la casa o oficina para su distribución (Del trapiche solo queda la chimenea o torrejon).
Por: Ana Macedo